El presupuesto del gobierno central ha sido duramente cuestionado por las matemáticas oscuras que presenta.
Lejos de ser un documento responsable y transparente, eminentemente técnico y absolutamente honesto, el presupuesto para el próximo año es todo lo contrario.
Este documento debería realizarse sobre una mezcla de información histórica y expectativas realistas e incorporar acciones que el gobierno impulsará a fin de mejorar la recaudación, pero también se hace necesario tomar en cuenta la realidad y las perspectivas de la economía global y local, sobre todo por el impacto de la pandemia de covid-19 a nivel mundial.
Lamentablemente, no es así. Oculta gastos que ya se sabe que vienen, deja por fuera o sub-valora varios subsidios, no corrige las fallas presentes en el actual presupuesto, y hace proyecciones irrealistas de ingresos.
Además, asume que más gasto va a resolver los problemas de mala gestión, hace más grande el estado cuando la solución es que el estado sea más eficiente, y nos embauca en niveles de endeudamiento insostenibles.
Este presupuesto es un presagio a incrementos de impuestos, a pesar que los impuestos que ya pagamos se mal gastan y los servicios estatales dejan mucho que desear.
En lugar de más gobierno, necesitamos mejor gobierno. En lugar de más impuestos, necesitamos más certidumbre y optimismo para salir de hoyo económico.
Por lo tanto, es urgente abandonen las matemáticas oscuras y hacer cuentas claras, reducir gastos, sobre todo en casa de gobierno que ha realizado gastos millonarios en publicidad para mantener la popularidad del mandatario.
En un año de gestión, los egresos se han subestimado para que los números cuadren, haciendo cuentas alegres, pero aún no terminan de entregar, por ejemplos los fondos destinados a las alcaldías y se han reorientado, aun cuando éstos no estaban en el presupuesto.
Aunque el gobierno nos trate de dar atol con el dedo y al mundo entero engañe con su “transparencia” y un falso liderazgo pagado a lobbistas, el último contratado por $750 mil, los números no mienten.
Este presupuesto es prueba contundente de que este gobierno no prioriza, no es eficiente, y no es transparente. El gobierno del FMLN mal logró el mayor déficit fiscal de las últimas décadas, aun mayor que el déficit después de los terremotos de 2001. ¡Nunca el gasto de un gobierno había sido tan desproporcionalmente más alto que sus ingresos!
Está claro que las cuentas irreales, que no sirven más que para intentar engañar, han subestimado los ingresos fiscales por lo que no será sorpresa que en el 2021, después de las elecciones, venga el aumento del IVA y otros impuestos, a pesar que la historia ha demostrado que el incremento de impuestos no aumenta los ingresos del estado.
Se niegan a escuchar y rechazan aceptar que lo que sí funciona para recaudar más impuestos es dinamizar la economía. Solo más inversión y el crecimiento del sector productivo generan una mayor recaudación.
El presupuesto debe de cuadrar. Es decir, el gasto y el ingreso deben de ser iguales. Si hay más gasto o inversión que ingresos. Los diputados no se deben prestar a engañar al pueblo que los eligió, por lo tanto, deben exigir al gobierno cuentas transparentes y realistas, eficiencia y eficacia en el gasto, y no nos sigan llevando al precipicio del endeudamiento insostenible.