La Ley de Libre Competencia prohíbe las prácticas anticompetitivas en el mercado salvadoreño.
Esta herramienta comercial ha incentivado a las empresas y a las personas a ser más eficientes, innovadoras y sobre todo a mejorar constantemente la calidad de sus productos.
Además de atraer la preferencia de los consumidores, la competencia legal, traslada sus beneficios a los clientes, es decir, pagando menores precios y pueden optar a más y mejores productos que en el escenario de un monopolio o un escaso nivel de competencia.
Esa es la razón de ser de la Ley de Libre Competencia, aprobada en 2004, la cual busca promover, proteger y garantizar la competencia, mediante la prevención y eliminación de prácticas anticompetitivas, incrementando con ello la eficiencia económica y el bienestar de los consumidores.
Con esta Ley se preserva y promueve el buen desempeño de todas las actividades económicas en El Salvador, ya que no está permitido los acuerdos entre competidores, o entre no competidores, cuyo fin esencial sea el restringir la libre competencia.
Otra de las ventajas de ésta es que es penado el abuso de posición dominante en el mercado y violarla implica sanciones a los infractores.
Hoy día, esta ley es ejemplarizante, que nos permita educar al sector productivo para que no realice prácticas anticompetitivas en nuestro país a fin de no llegar a un Tribunal de competencia.
Por otra parte, esta base legal refuerza la posición negociadora de El Salvador las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y lo preparará mejor para integrarse al bloque comercial continental.
La ALCA trabaja para alcanzar acuerdos mediante el cual todos los países que la integrarán cuenten con legislación sobre competencia y es satisfactoria tenerla como país.